En el teatro de la vida, el vacío y la compasión van de la mano The post Soñar juntos appeared first on Tricycle: The Buddhist Review.
¡Bienvenidos a nuestra nueva sección de Dharma en Español! Aquí en Tricycle reconocemos la importancia de seguir ofreciendo el dharma a los practicantes de una amplia gama de comunidades, y dado el creciente interés en el dharma en español, hemos puesto en marcha una nueva iniciativa para ofrecer enseñanzas originales y traducidas. Profesores de habla hispana de Latinoamérica y Europa han contribuido generosamente con charlas de dharma y prácticas que publicaremos en nuestra página web y en la revista, así como con artículos seleccionados de nuestra Sección de Enseñanzas. Esperamos que estos artículos cuidadosamente seleccionados les inspiren, desafíen y apoyen, y que también animen a todos aquellos que buscan la liberación a recorrer el camino de la práctica.
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Welcome to our new Dharma in Spanish section! Here at Tricycle we recognize the importance of continuing to make the dharma available to practitioners across a wide range of communities, and given the increased interest in Spanish dharma, we’ve started a new initiative to offer ongoing original and translated teachings. Spanish speaking teachers from both Latin America and Europe have generously contributed dharma talks and practice pieces that we’ll be publishing in our website and print magazine, as well as selected pieces from our Teachings section. It’s our hope that these carefully curated offerings will inspire, challenge, and support you and encourage all those seeking liberation to walk the path of practice.
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Me gustaría hablar del vacío como una forma de percibir la realidad. El escritor Gay Watson explora una traducción de shunyata—ofrecida por primera vez por T. Stcherbatsky—que es mucho más rica que la mera carencia que connota el “vacío”: la relatividad. Todos los fenómenos surgen en dependencia, o relativos a, ciertas condiciones; o, según una interpretación de la Teoría Cuántica, existen únicamente en relación a ser observados. Según esta interpretación nuestro acto de percepción es fundamental para la fabricación de nuestra realidad construida, me pregunto, ¿podría ser ésta una de las razones por las que Buda incluyó la percepción (samjna) en los cinco agregados como un constituyente esencial de nuestra experiencia consciente?
La palabra vacío suele evocar la imagen de un abismo oscuro, un agujero negro, y la gente piensa: “¡No hay nada! Todo está vacío.” O peor aún: “Nada importa.” Pero la relatividad, como sugiere esta traducción, significa que lo que percibimos es relativo y depende de nuestro marco de reconocimiento (por ejemplo, biológico, evolutivo, cognitivo, psicológico y sociocultural). También depende de todas las causas y condiciones que han sustentado su existencia.
Por ejemplo, dado un condicionamiento sociocultural disímil, un miembro de la tribu Maasai de África Oriental sentado frente a una computadora portátil en una junta de Zoom percibe una realidad diferente a un ingeniero de Silicon Valley. Más radicalmente, diferentes seres vivos tienen umwelts o “mundos” distintos en los que su comprensión de la realidad se determina por sus características biológicas y cognitivas específicas. El mundo perceptivo de un perro consiste en un paisaje excepcionalmente complejo de olores y sonidos de alta frecuencia, todos ellos ausentes de nuestra realidad subjetiva. Además, lo que se percibe en estos umwelts dispares no existe de forma independiente, sino que surge de forma codependiente en función de muchas causas y condiciones. La creación de un sonido requiere una fuente vibrante con las propiedades adecuadas, un medio a través del cual viaje el sonido, energía para crear la vibración… etc. Para subrayar la inmensa escala de interdependencia, el astrónomo Carl Sagan dijo célebremente: “Si quieres hacer una tarta de manzana desde cero, primero tienes que inventar el universo.”
Por tanto, lo que percibimos como realidad no es ni real—reificado, fijo, con existencia independiente—ni irreal. Al igual que un sueño no es ni real ni irreal, la vida tampoco lo es. Todo es un sueño, pero no es sólo un sueño, una postura desdeñosa que se desvía hacia el nihilismo. La vida es un sueño y no es un sueño. En esta práctica, no adoptamos la postura ontológica de que las cosas son rígidas tal y como las percibimos, ni negamos su existencia; ninguno de los extremos es útil. El Camino Medio del shunyata es honrar la relatividad y evitar los extremos de la existencia independiente y cosificada en un extremo y el nihilismo en el otro.
El gran maestro Rob Burbea hablaba de la vida como un teatro. Imagina que tienes un asiento en primera fila en una obra atractiva y estás totalmente inmerso en la historia. Sientes el dolor, la alegría y la frustración de los actores. Y, sin embargo, te das cuenta de que es teatro. Cada actor tiene un papel que representar. No es real. Pero si pensamos: “Es sólo teatro”, menospreciamos el valor, la belleza y la gracia de esta forma de arte. La vida es teatro en su sentido más bello y sagrado. Podemos comprometernos con la vida—este sueño teatral—sabiendo que interpretamos a un personaje en relación con todos los demás personajes. El guion no es fijo. Tiene infinitas posibilidades, aunque cada una con distintas probabilidades. Y tenemos un don increíble: la libertad de elegir nuestra perspectiva, nuestra forma de ver.
Aunque nuestras mentes busquen la certeza, la relatividad nos invita a abrirnos a toda una gama de posibilidades. En esta apertura, pueden explorarse distintas percepciones. Al fin y al cabo, siempre estamos mirando de una forma determinada; nunca nos quitamos los lentes. Por ejemplo, podemos darnos cuenta de cómo percibimos y fabricamos nuestra realidad, empezando por el reconocimiento sutil, momento a momento, de lo que surge en el cuerpo y la mente, hasta llegar a las historias que inventamos sobre nosotros mismos, los demás y el mundo.
Prestar atención con interés y curiosidad suele cambiar nuestra perspectiva de forma natural. O podemos intentar (pero no forzar) percibir desde el amplio punto de vista del amor y la liberación, que es lo opuesto a la contracción, el aferramiento y la separación—es decir, el egoísmo.
Al construir el yo implica nos aferramos a una preocupación negativa de nosotros mismos. Sin embargo, desarrollar un sentido saludable del yo que tenga integridad y sea recto, confiado y amado es necesario para este camino del despertar. A menudo se dice que primero hay que conocer y amar al yo—”este ser que soy yo” con todos sus condicionamientos, neurosis y particularidades—antes de poder dejarlo ir. Si tratamos de renunciar a este yo antes de desarrollar un sentido de confianza y cuidado, nuestra práctica se desvía hacia la evasión espiritual. Utilizar shunyata como un martillo para aplastar y deshacerse del yo, como intentan inconscientemente algunos practicantes bienintencionados, es doloroso. Recordemos el Camino del Medio. Existe este querido ser que navega por la vida, sufre, ama, pierde. Y, sin embargo, ésta no es toda la perspectiva. Hay más dimensiones. En lugar de fijarnos en la percepción de nuestro yo y de nuestra vida a través de un popote: “Este soy yo, esto es lo que quiero, esto es lo que odio, este soy yo, yo, yo”, , ¿podemos ampliar nuestra perspectiva para ver con amor y humor, 360 grados interna y externamente, sin tomarnos demasiado en serio a este yo? Recuerda que la vida es un teatro sagrado.
Mientras navegamos diferentes perspectivas, también es importante mantener la flexibilidad. Si veo a un amigo, no es útil decirle: “Numerosas causas y condiciones están dando lugar a una imagen de ti que se reconoce y resulta en una experiencia de placer”, en lugar de “¡Me alegro de verte!”
Estamos enredados mientras surgimos co-dependientemente en este lío.
Por otro lado, si me siento molesto, puede ser útil acceder a otras formas de ver las cosas. Puedo ver que este amigo, al igual que yo, experimenta causas y condiciones responsables de crear la persona que es. Puedo reconocer su narrativa. Yo podría haber nacido como ellos y ellos podrían haber nacido como yo. En cierto modo, yo soy ellos. Estamos enredados mientras surgimos co-dependientemente en este lío. No estamos separados. No soy yo contra ellos. Somos nosotros.
Me doy cuenta de la naturaleza impermanente y onírica de nuestra interacción y, en ese momento, mi corazón se abre y siento ternura por los dos. Estamos co-creando y viviendo juntos este misterioso sueño. O, en las palabras de Nagarjuna: “Siempre que se cree que las cosas son reales, surgen sin cesar el deseo y el odio; se albergan opiniones malsanas, de las que proceden todas las disputas. De hecho, ésta es la fuente de todo punto de vista; sin ella, no puede producirse ninguna contaminación. Así, cuando se comprende esto, todas las visiones y todas las aflicciones desaparecen por completo. Pero, ¿cómo puede conocerse esto? Se dice que, cuando uno ve que todas las cosas son producidas dependientemente, ve que todas esas cosas están libres de nacimiento.”
En pali, el término yathabhutana nadassana se traduce a menudo como “ver las cosas como son.” Pero esta traducción postula una forma última y correcta de ver las cosas, mientras que una traducción más apropiada es “ver las cosas como han llegado a ser” o como han llegado a ser vistas. Bhuta es el pasado participio del verbo “ser.” Así que en su lugar podríamos decir, ven y ve las cosas tal y como han llegado a ser percibidas, tal y como han co-surgido dependientemente en nuestra percepción. Y cuando vemos de esta manera, hay una apertura. ¡Emaho! ¡Maravilloso! Esta forma de ver hace que la vida sea aún más misteriosa, preciosa, sublime. Expande el corazón en la belleza y la generosidad en lugar de causar que nos aferremos a suposiciones y presunciones rígidas.
En última instancia, la vacuidad—como una forma de mirar no fija, no fabricada—y el amor y la compasión están entrelazados. Uno lleva al otro. El amor y la compasión son formas particulares de mirar. Cuando nos miramos con bondad y benevolencia a nosotros mismos, a los demás y al mundo; cuando cultivamos la forma de ver que es metta, el amor sin ataduras, aflojamos el sentido del yo y afinamos nuestra capacidad de ver su naturaleza fabricada. Las flechas del amor y del vacío vuelan en ambos sentidos.
Hace algunos años, dediqué un año de mi vida a las prácticas del corazón, en particular, a metta y la compasión. Fue un periodo de práctica maravilloso que dio lugar a muchas percepciones, incluida una de la que rara vez hablo porque me resulta difícil expresarla con palabras. Fue una apertura a una perspectiva que puede describirse como un vistazo a la “mente de gracia.” Fue una perspectiva de amor completo y compasión incondicional por todo lo que está más allá del tiempo y el espacio. Sin separación, sin fronteras, sin amor propio infundido de vacío, vacío infundido de amor. Humildemente te ofrezco una invitación para que explores por ti mismo la naturaleza intercambiable del amor y el vacío.
Se dice que el despertar es un accidente, y cuando seguimos practicando, nos volvemos más propensos a los accidentes. Así que sigue practicando, para que las percepciones diferentes aparezcan cuando menos te lo esperes y se vuelvan gradualmente accesibles. Sigue relajando los patrones habituales de percepción e intenta ver, sin forzar, a través de los ojos del amor y la no separación. Entonces te darás cuenta de que miras a cada ser humano como si fuera tu pariente—hermano, madre—y querrás servir, ayudar, curar. Pero debes saber que nunca podrás volver atrás, porque ahora hay una grieta en la auto preocupación, y por esa grieta entra la luz, como dijo Leonard Cohen.
Confía en tu propia capacidad de ver, porque puedes hacerlo. Buda dijo que si no fuera posible despertar, no habría compartido las enseñanzas. Así que anímate. Toma prestada la confianza—de un amigo o maestro que esté más avanzado en el camino, si lo necesitas— y luego comprueba por ti mismo cómo el amor y el vacío están entrelazados.
Nada de esto es intelectual ni está hecho para ser analizado. Está hecho para ser practicado, para ser conocido de primera mano. Averigua qué ocurre cuando amplías tu visión, consideras las causas y condiciones de tu perspectiva o la de otra persona, o infundes intencionadamente generosidad de espíritu en tu forma de ver. Tal vez el corazón se libere hacia una mayor libertad, hacia un mayor cuidado. Podemos saber por nosotros mismos que la compasión es la respuesta natural del corazón al sufrimiento. Cuando no estamos enredados en el egoísmo, queremos aliviar el dolor, ayudar, servir. Ehipassiko. Ven y compruébalo por ti mismo.
Este artículo es una adaptación de una charla sobre el dharma impartida en abril de 2021 titulada Vacío: La matriz del amor y el servicio.
This article originally appeared in our Winter 2023 issue as Dreaming Together.
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